sábado, 29 de mayo de 2010

Historia alterna 1

Esto lo escribí hace algún tiempo en una materia de natarrativa de la universidad... A mí me gustó mucho.

Entre gemidos

¿Por qué insiste tanto si sabe que no quiero hacer nada? Trabajé todo el día en el periódico y no he tenido ni un minuto de descanso, pero como siempre, él quiere sexo. Me busca sin parar, me toca la mano como quien no quiere cosa, me dice que hoy estoy especialmente bella y que desea horriblemente hacerme el amor, pero yo, nada que me emociono.

Pasé todo el día pensando en tenerla en mis brazos, poderla tocar, besar todo su cuerpo, que gimiera en mi oído de placer y de lujuria. Toco su mano como un gesto de dulzura y me le acerco para decirle cosas bonitas “Sé que con las mujeres uno tiene que tener delicadeza y mucho tacto” Me excito sólo de verla. ¡Que bella es mi esposa! Sé que ella también muere de ganas por hacer el amor conmigo.

Al final cedo un poco y comenzamos a besarnos. Dejo que sus manos recorran mi cuerpo, mientras pienso que mañana tendré que cubrir una pauta que me parece muy fastidiosa. Acelero mi respiración intencionalmente, no quiero que piense que soy una frígida como algunas esposas de sus amigos. Le muerdo la oreja, paso mi manos entre sus piernas y me doy cuenta que él si está completamente excitado y yo más seca que el Sahara. Continuamos nuestro juego de seducción –Bueno el de él, porque yo sólo lo sigo- Me quita la ropa y va directamente a mi lugar más sensible y juguetón.

¡Coño! Por qué está tan seca, ya se, debe ser el aire acondicionado que seca todos sus fluidos. Voy a apagarlo. Me lanzo en la cama como un león. Beso sus senos y jugueteo con sus pezones, le chupo la oreja, paso mis manos por sus nalgas y con mi legua estimulo su clítoris. Brinca de cosquillas. Sé que lo estoy haciendo muy bien. Hoy presiento que va a ser un sexo fenomenal.

Él de verdad no ha entendido que no me produce nada. Chupa mi oreja y la llena de baba, pellizca mis pezones como si fueran plastilina ¡Que dolor! Y para colmo de males llegó hasta allá abajo y me está jodiendo con su lengua. Estoy muy seca y brinco cada vez que pasa por mi clítoris produciendo una sensación de incomodidad terrible.

Por fin se lo meto. ¡Ufffffff que bueno! Podría estar aquí por horas, bueno dudo que por horas con lo excitado que estoy. Siento como su cuerpo pide a gritos que siga y que la lleve hasta la gloria. Sus gemidos me excitan aun más. Me aruña toda la espalda y se aferra a mis nalgas dándome golpes. ¡Soy el mejor! En cualquier momento va a llegar y lo sé.



Me muevo para ver si teniéndolo adentro y haciendo estás cosas me produce algo. Aruño su espalda para descargar mi ladilla y golpeo sus nalgas para que entienda que no quiero que siga. Ah ah ah ah, todo una mímica, de verdad para que me haga llegar tendríamos que pasar aquí horas. Por mi mente lo único que pasa es el cerro de ropa que me espera para lavar, mientras él mirará su juego de Béisbol. ¡Que llegue ya!

Por fin llegó, él comienza a besarme tratando de buscar un buen “Pos”, pero ahora si me ladillo y le grito que me deje tranquila, que ya se había masturbado bastante con mi sexo y que dejara la vaina.

Pero qué hice mal, definitivamente las mujeres son unas locas. En el fondo sé que me dijo eso para intentar no subir tanto mi ego.

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